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Hidrógeno verde en Chile: una potencial fuente de energía para el desarrollo de un país más sustentable

La producción de hidrógeno es uno de los grandes responsables de las emisiones totales de CO2 en todo el planeta. Razón por la que el programa Sé Santiago Ciudad Inteligente, impulsado por Corfo y Fundación País Digital, busca reducir en un millón las toneladas de CO2 emitidas por el transporte público de Santiago antes de 2025, a través de la implementación de un 25% de buses eléctricos respecto al total de la flota vehicular.

Por otra parte, la descarbonización del CO2 se revela como una de las claves para alcanzar los objetivos ambientales de países de todo el mundo de cara a 2050, y Chile aparece como uno de los principales candidatos para hacerlo. Esto, gracias a la generación de Hidrógeno Verde (H2V).

Qué es el H2V y por qué se alza como una potencial fuente de energía para desarrollo sostenible, te lo contamos a continuación.

Chile ha sido indicado por la consultora McKinsey & Company como el país donde se puede generar el H2V más económico del planeta, gracias al costo de producción de energía solar fotovoltaica y eólica la base del H2V en sitios con enorme potencial, como son Atacama y la Patagonia, pudiendo desarrollar una industria energética altamente competitiva a nivel mundial.

Para producir Hidrógeno Verde se debe pasar por un proceso de electrólisis, es decir, dividir las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno a través de maquinaria alimentada por energías renovables, como la eólica o la solar, en una operación que también reemplaza el petróleo y el gas natural por agua como materia prima. 

Así, a diferencia del cobre, que se produce extractivamente y sólo para exportación, el H2V se puede generar de manera distribuida y ser directamente utilizado como combustible para vehículos, calefacción de edificaciones y/o como sistema de almacenamiento de energía eléctrica, entre otros usos. “Y a su vez, se abre la posibilidad de aprovechar su producción y uso para implementar un modelo de desarrollo descentralizado, haciendo partícipe a las comunidades a través de la generación de empleo y el uso de los recursos”, señala la gerente general del programa Sé Santiago, Luz María García. 

En 2020 se desarrolló en nuestro país la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, planteando la creación de una industria de exportación de hidrógeno con la que, en 2030, Chile pueda convertirse en el principal exportador hacia mercados globales como Europa y China.

“Con el potencial de la exposición a la luz solar en el norte, y la fuerza del viento en la zona Austral, podríamos abastecer 70 veces las necesidades energéticas del país. La clave está en bajar el costo de producción de USD$ 6 que cuesta el kilo de H2V en la actualidad, a menos de USD$ 2”, sostiene García, señalando que si bien el país ha generado un marco regulatorio para impulsar las energías renovables, aumentando de cero a 20% de la matriz energética en los últimos 10 años, aún es necesario seguir incentivando el mercado y profundizar el apoyo estatal, como se ha estado haciendo a través de Corfo.

“El Hidrógeno Verde sin duda se suma a nuestra matriz energética y al anhelado sueño de lograr en el mediano plazo, territorios más sostenibles, y con un mejor futuro para todas y todos”, comenta García.

Agrega que también es fundamental la formación de capital humano avanzado para este sector, que requerirá una gran cantidad de ingenieros civiles químicos, mecánicos y eléctricos, así como ingenieros en energía y sustentabilidad ambiental. “Son carreras muy solicitadas actualmente en la industria energética, y se estima que al año 2050 Chile necesitará más de un millón de profesionales para mover el sector de energías renovables”.